Italia 2021

Nuestra caravana en un barco...

Garaje del Ferry

En el mes de abril, mi padre compro los billetes del ferry. Después de estar mirando los precios durante unas cuantas semanas se decidió y les pago. Aprovecho una oferta que salió un viernes, no era mucho más barato que otros días, pero algo se notó. Compró billetes para caravana, coche y cuatro personas en camarote interior.

Llego el día siete de agosto. Mi madre quería madrugar por si teníamos algún percance y no tener problemas para llegar a la hora y mi padre esta vez no tenía prisa, decía que teníamos tiempo de sobra en todo el día para llegar. De Burgos a Barcelona teníamos unos 600 kilómetros. Salimos de Burgos sobre la diez de la mañana, el viaje fue sin problemas. Cuando paramos a comer en un área de servicio nos llegó un mensaje avisando de un retraso de hora y media en la salida del barco. Era lo normal según lo que pudimos leer en algunas reseñas. Así que en teoría saldríamos de Barcelona a la una y media de la madrugada. Nos sobraba bastante tiempo y paramos a merendar y llenar el depósito de gasóleo unos kilómetros antes de llegar.

Por fin llegamos, dimos la vuelta al edificio de oficinas de Grimaldi Lines y allí una persona nos leyó los billetes y nos indicó donde aparcar la caravana para esperar.

Dejamos aparcado el conjunto pegado a más autocaravanas, motos y un par de chicas con sus bicicletas y nos fuimos a hacer nuestro primer test de antígenos para mi hermana y un servidor. En las oficinas de la compañía tenían un servicio médico que nos hacían las pruebas. Mientras esperábamos los resultados, mi padre estaba muy muy nervioso, como de positivo me da algo, decía. Al final dio negativo igual que los siguientes cinco test más que nos hicimos durante el mes de vacaciones. Para viajar en el barco era necesario, pero nadie nos los pidió en ningún momento. Luego durante las vacaciones para entrar a algunos museos o lugares públicos o si querías comer en el interior de algún restaurante también te los pedían. El primero lo tuvimos que pagar, pero luego en la mayoría de las ciudades donde fuimos la “Croce Rossa” (cruz roja) italiana los hacia gratuitamente esperando unas veces más que otras a las colas.

Puerto de Barcelona
Puerto de Barcelona

Después de tener los test negativos en nuestras manos nos pusimos a cenar junto a nuestra caravana mientras vimos cómo se llenaba el parking donde estábamos. Por fin llego el barco, atraco y empezaron a baja coches y camiones y más camiones... No me podía creer todo lo que entraba allí dentro. Por fin nos tocó entrar a nosotros, por un lado los camiones, luego nosotros y finalmente los coches. En el silencio dentro de nuestro coche se notaban los nervios de lo desconocido, pero todo fue rodado y aparcamos al fondo del barco sin ninguna complicación.

Ferry Grimaldi Lines

Cogimos nuestras bolsas, mi padre la nevera de compresor que habíamos comprado unos meses antes y subimos a nuestro camarote. Nos costó un rato encontrarle.

El camarote era un poco cutre, eran dos literas y un baño. Dejamos las cosas y salimos a cubierta para ver cómo nos íbamos de España. Volvimos al camarote después de dar unas cuantas vueltas, nos pusimos el pijama y a dormir, serían más de las dos de la madrugada. La noche la pasamos bien, yo dormí perfectamente como siempre, mi padre que es el que más problemas tiene, se puso los tapones, se tomó una pastilla y bien.

Restaurante del ferry
Cubierta del ferry
Camarote del ferry

El día en el barco fue bastante pesado y aburrido, dimos vueltas por todo el barco y por la tarde mi madre y hermana, siesta, yo serie en la Tablet y mi padre estuvo por ahí no sé dónde... Creo que estuvo más tiempo buscando nuestro camarote que otra cosa. El ferry tenía una piscina que daba risa, sería como una docena de bañeras juntas. Por el barco vi algún cartel de prohibido acampar en los pasillos... vimos a gente con su colchón hinchable por allí tirados. Nosotros comimos la comida que teníamos en nuestra nevera.

Después de parar en Cerdeña donde aprovechamos para bajar a la caravana a por unas cosas, por fin llegamos a Civitavecchia tardísimo, serian la una de la madrugada. A mi padre de nuevo se le veía algo alterado y nervioso, pero salimos del barco sin ningún tipo de problemas. Tanto al entrar como al salir los operarios del barco te dan todo tipo de indicaciones de por dónde te tienes que mover. Al salir tuvimos que dar marcha atrás un par de metros y luego girar y dar la vuelta... chupado. Nuestro primer camping en roma era el Roma camping in Town.